El cómico depresivo, nada benévolo

En la Antigua Roma, cuando los combatientes en la arena terminaban de luchar, un pulgar hacia abajo o hacia arriba determinaba su destino inmediato. Unos siglos más tarde, el desenlace es menos fatal para los gladiadores de la risa, pero la batalla no es menos feroz cuando llega el momento de enfrentarse a la adversidad. Porque es aquí, en este escenario inundado de luz, donde Laura Calu se bate en duelo, para reírse, contra sí misma en primer lugar, pero también contra las incoherencias de nuestra época épica. Y como no tiene pelos en la lengua, las flechas son inevitablemente un poco más precisas, un poco más sangrientas. Y si, a medida que avanza la historia, su lado oscuro intenta recuperar el poder, censurarla, contradecirla o hacerle comprender lo que hace, no importa, Laura hace lo que quiere, permitiéndose hacer lo que nosotros ya no nos permitimos, o no lo suficiente, como hablar de todo y de nada, de los complejos y de la muerte, de la locura de la sociedad y de las órdenes de ser amables, porque es vital reírse de todo, ¡y ante todo de nosotros mismos!

"Laura Calu da muerte a nuestras ideas oscuras".

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